J. G. Albalat Barcelona
26 February 2011
El Periodico de Catalunya
Google translation:
The prosecutor demands prison for nine civilians and two police guards of a corrupt network, false operations mounted agents to steal drug traffickers in league with
Easy money made them fall to the dark side and eventually associate with those who were pursuing. Nine civilians and two police guards were charged by the national prosecutor to join a dangerous band of drug dealers to organize criminal machinery in Catalonia specializing in the alleged theft of items of drug between 1999 and 2005 allowed them to obtain benefits millionaires.
The symbiosis was perfect: the thieves' agents reported what had been a party drug drug and these allegedly false drug operations mounted to steal merchandise and then resell it. Or the guards provided confidential information to traffickers. As they did in 2005, when they stole a cache of drugs hidden in a container at the port of Barcelona. First drug traffickers were arrested and then, after a series of bizarre accusations, fell the agents. Now, after an arduous judicial investigation, Fernando Bermejo anticorruption prosecutor detailed the plot in his indictment and quantified in years, the punishment that those public servants must pay for their trip to the area of shade.
HARD PUNISHMENT
The prosecutor requested prison terms of between two years and three months and 52 years in prison for alleged corruption scheme that rotates 25 people on a group of narcos, nine policemen, including a lieutenant colonel, and two inspectors National Police Horn. They also include a journalist. The indictment has been submitted to the court of the Court of Barcelona, who will judge this matter, one of the largest police corruption cases discovered in Catalonia and began to be investigated following the theft, in 2005, 400 kilos of cocaine from a container at the port of Barcelona. The investigation led a judge of Martorell, prosecutors Fernando Bermejo and David Martinez Madero (who died recently and was director of the Office Antifrau) and the same Civil Guard, who sought to purge itself of bad apples.
In a detailed indictment, the prosecution highlights a series of actions involving alleged criminal conspiracy, drug trafficking, illegal detention, bribery, money laundering, disclosure of secrets and failure to pursue illegal activities. Indicted nine policemen, including Lieutenant Colonel Anfonso López Rubio, who is facing a prosecutor's request of 13 years in prison for forcing under threat, the owner of a dealer to pay the trip to London for their children.
Two other officers of the armed suspects are Antonio Saenz Martinez, Tete, (he claimed to 26.6 years in prison), and Petty Officer Robert Prádena (faces 13 years in prison), which, according to the indictment, used a group of guards known as Soldiers. When Antonio Giménez Raso [aka Antonio Jimenez, Metodo 3] cop, the prosecutor demands 18 years in prison and his brother Carlos, seven years and six months. The two were known as The Cards. Requests for the stronger prison for alleged ringleaders of the drug ring: Javier Segura, alias Trapero Daniel Ribelles, Bolo, David Beard, Chucho, and Antonio Bals, Gordo or Toni for scrapping.
REPOSITORY
The plot was created in 1999 by a small group of criminals. They were added, according to the indictment, friends, fellow prisoners and drug dealers and car thieves, and a second group led by police inspectors and civil guards Manresa area (of which he was commander in chief López Rubio). Each defendant played a role and a profit. The band took advantage of proprietary and confidential information available to him and had "sufficient infrastructure" to achieve the planned criminal activities and ensure the immunity of all of them. Some of the Civil Guards now accused specialized as the fiscal impact on false drug mount operations with which to deceive other drug gangs to remove the drug.
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ORIGINAL:
Una alianza de narcos y tricornios
J. G. Albalat Barcelona
26 February 2011
El Periódico de Catalunya
Spanish
El fiscal reclama cárcel para nueve guardias civiles y dos policías de una red corrupta; Los agentes montaban falsas operaciones para robar droga conchabados con traficantes
El dinero fácil les hizo caer al lado oscuro y acabaron por asociarse con aquellos a quienes debían perseguir. Nueve guardias civiles y dos policías nacionales están acusados por el fiscal de unirse a una banda de peligrosos narcotraficantes para organizar en Catalunya una maquinaria criminal especializada en el supuesto robo de partidas de droga que entre los años 1999 y 2005 les permitió obtener millonarios beneficios.
La simbiosis era perfecta: los ladrones informaban a los agentes de qué narco había recibido una partida de estupefacientes y estos presuntamente montaban falsas operaciones antidroga para robar la mercancía y luego revenderla. O los guardias ofrecían a los traficantes información reservada. Como lo hicieron en el 2005, cuando robaron un alijo de droga oculto en un contenedor del puerto de Barcelona. Primero fueron detenidos los narcos y después, tras una serie de rocambolescas delaciones, cayeron los agentes. Ahora, tras una ardua investigación judicial, el fiscal anticorrupción Fernando Bermejo detalla esa trama en su escrito de acusación y cuantifica en años el castigo que esos servidores públicos deben pagar por su viaje a la zona de sombra.
DURO CASTIGO
El fiscal solicita penas de entre dos años y tres meses y 52 años de prisión para la presunta trama de corrupción de 25 personas que gira sobre un grupo de narcos, nueve guardias civiles, entre ellos un teniente coronel, y dos inspectores del Cuerno Nacional de Policía. También figura un periodista. El escrito de acusación ha sido remitido al tribunal de la Audiencia de Barcelona, que deberá juzgar este asunto, uno de los más importantes casos de corrupción policial descubiertos en Catalunya y que empezó a investigarse a raíz del robo, en el 2005, de 400 kilos de cocaína de un contenedor en el puerto de Barcelona. Las pesquisas las dirigió una jueza de Martorell, los fiscales Fernando Bermejo y David Martínez Madero (fallecido recientemente y que fue director de la Oficina Antifrau) y la misma Guardia Civil, que se esforzó en depurarse de manzanas podridas.
En un detallado escrito de acusación, el fiscal pone de relieve una serie de actuaciones presuntamente delictivas que incluyen asociación ilícita, tráfico de drogas, detención ilegal, cohecho, blanqueo de capitales, revelación de secretos y omisión de perseguir actividades irregulares. Acusa a nueve guardias civiles, entre ellos el teniente coronel Anfonso López Rubio, que se enfrenta a una petición del fiscal de 13 años de prisión por obligar, bajo amenazas, al dueño de un concesionario a pagarle el viaje a Londres a sus hijos.
Otros dos agentes del instituto armado imputados son Antonio Sáenz Martínez, el Tete, (se le reclaman hasta 26,6 años de prisión), y el suboficial Roberto de Prádena (se enfrenta a 13 años de cárcel), que, según la acusación, utilizaban a un grupo de guardias conocidos como Los Soldados. Al expolicía Antonio Giménez Raso [aka Antonio Jimenez, Metodo 3] , el fiscal le reclama 18 años de cárcel, y a su hermano Carlos, siete años y seis meses. Los dos eran conocidos como Los Cromos. Las peticiones de prisión más fuertes son para los presuntos cabecillas de la red de narcotraficantes: Javier Segura, alias Trapero; Daniel Ribelles, Bolo; David Barba, Chucho; y Antonio Bals, el Gordo o Toni el de los desguaces.
EN MANRESA
La trama fue creada en 1999 por un reducido colectivo de delincuentes. A ellos se añadieron, según la acusación, amigos, compañeros de prisión y traficantes y ladrones de coches, y un segundo grupo dirigido por los inspectores de policía y los guardias civiles del área de Manresa (de la que era comandante jefe López Rubio). Cada imputado jugaba un papel y obtenía beneficio. La banda se aprovechaba de la información reservada y confidencial de que disponía y tenía «la infraestructura suficiente» para conseguir la finalidad delictiva planeada y procurar la inmunidad de todos ellos. Algunos de los guardias civiles ahora acusados se especializaron, según incide el fiscal, en montar operaciones antidroga falsas con las que engañaban a otras bandas de narcotraficantes para quitarles la droga.
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